Cierto es que a pesar de intervenir en el foro asiduamente y declararme fan incondicional de la UD Las Palmas, nunca he sido abonado de la UD Las Palmas y sólo voy puntualmente. No me importa confesarlo, ya sea por circunstancias económicas ó simples prioridades.
Decidí ir al estadio con un colega y mi padre. Quería compartir con éste último la ilusión de vivir un ascenso juntos y recompensarle tantas tardes vividas en El Insular gracias a él. El ambiente fue maravilloso, se podía oler la felicidad y el júbilo a kilómetros de distancia del estadio. Cada barrio de Las Palmas de Gran Canaria estaba inundado por el amarillo esperanza y en cada cara se dibujaba una sonrisa perfectamente perceptible. Todos estábamos preparados para lo que podía ser el comienzo de algo precioso.
Tras marcar Las Palmas, me fundí en un abrazo con mi colega y mi padre. Le miré a sus ojos cómplices, con sus pupilas contagiadas de amarillo efervescente. Sentimientos a flor de piel y carne de gallina. Su sonrisa era como la de un chaval de 6 años, inocente y sin malicia. ¡Qué felicidad ver a mi padre así! Tras tantos años juntos, sabíamos que era posible y allí estábamos para presenciarlo y compartirlo. Me sentí el hijo más afortunado del mundo. Emocionado.
Llegó la tragedia que nadie se esperaba, una inmolación - suicidio - hara kiri por parte de unos seres vivos con comportamientos dignos de los mejores Documentales de fauna salvaje del National Geographic. Esa única probabilidad de entre un millón, ese guión tan macabro digno de una película de terror. Marcó el Córdoba y mi grito de impotencia fue tan desgarrador que los que estaban alrededor se sobresaltaron. Mis cuerdas vocales se entrecortaron y las lágrimas salían como oro fundido de mis ojos. La magia se esfumó de repente y las miradas cómplices se tornaron en vacías y perdidas. Mi mente se sobrecargaba al 600%, pensando en actuar de maneras que nunca me plantearía y que no están acorde a un nivel básico de civismo y educación.
Dicen que incluso de las experiencias negativas, hay que extraer conclusiones positivas, y yo me quedo con muchas. Tras varios días de reflexión, no paraba de preguntarme: ¿Porqué estás tan jodido? ¿Porqué no puedes hablar? ¿Porqué estás tan ronco y sin voz? ¿Porqué no paras de hablar del mismo tema? ¿Porqué te importa tanto y no piensas en otra cosa? Me dí realmente cuenta de que el sentimiento amarillo corre por mis venas más de lo que pensaba. Que la UD Las Palmas no es un simple equipo que tengo en cuenta por haber nacido en esta maravillosa isla. Es cómo un hermana pequeña a la que tratas con afán de protección y quieres lo mejor para ella. Ya es demasiado tarde para dar marcha atrás.
Nunca en la vida olvidaré esa sensación que tuve oportunidad de compartir con mi padre y mi colega. Gracias un sentimiento único, gracias a ella. Gracias a la UD Las Palmas. Es por ello que, AHÍ ESTARÉ abonándome por primera vez en mi vida la temporada que viene. Ahora esta hermana pequeña NOS NECESITA MÁS QUE NUNCA. No tengo otra cosa en mente ahora mismo que la UD LAS PALMAS y gracias a esta tragedia saldremos más fuertes que nunca de ésta. No volveremos a ser grandes porque YA SOMOS GRANDES, sólo debemos regresar a donde pertenecemos. Y da igual cuántos obstáculos nos pongan por el camino porque este sentimiento está forjado a base de pasión y fervor amarillo.
Gracias UD Las Palmas. Gracias, afición.
por Tikkaboo » Mar Jun 24, 2014 11:27 am
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