El Valencia asfixia a la revelación
Bellas pierde el equilibrio ante San Miguel durante el encuentro. | Efe
- Los de Perasovic, crecidos desde la defensa, derrotan al Gran Canaria y vuelven a la final de Copa siete años después
En su prolija etapa de jugador, no se caracterizó Velimir Perasovic
precisamente por ser un tenaz defensor. Todo lo contrario, era un
anotador infatigable. Cuentan que siempre cargaba con un balón en el
maletero del coche, que nunca se sabe dónde puede sorprender una canasta
por el camino. Curiosa su transformación en los banquillos, donde sus
chicos se emplean en la zaga como si estuviera enfrente a la misma
reencarnación de ‘Peras’. [Estadísticas: 83-72]
Ese empeño en no dejar resquicios por los que respirar al Gran Canaria fue el que hizo triunfar, de una manera mucho más sencilla de la esperada, al Valencia Basket. Siete años después, volverá a una final copera. Entonces fue derrotado por el Tau Cerámica en el Palacio de los Deportes de Madrid. Prácticamente ya al descanso había aplacado al equipo revelación al que ni siquiera su carnavalera afición pudo hacer resucitar.
Está acompañando la suerte, siempre necesaria en estos escenarios, a los taronjas en la Copa 2013 y eso que no aterrizaban en Vitoria en su momento más dulce. Primero el sorteo, que les emplazó en el lugar más benigno del cuadro, lejos de los grandes favoritos. Después la no comparecencia de su rival en cuartos, un Asefa Estudiantes que no supo reaccionar ante la baja de última hora de Carl English. Esa energía no gastada les vino de perlas ante el Gran Canaria, al que le pudo la presión y la inexperiencia.
Desde el mismo amanecer los canarios pagaron la novatada de verse en semifinales, como si al ganar el viernes al Bilbao, su primer triunfo copero, ya estuviera todo hecho. Las dos faltas exprés de Xavi Rey, su referente en la pintura, supusieron una especie de mazazo. Hirió de primeras Doellman –a la postre máximo anotador- y a los de Pedro Martínez les costaba un mundo anotar: únicamente tres canastas en todo el primer cuarto (17-10).
La diferencia se disparó en el segundo cuarto, con Faverani y Rafa Martínez en escena. Un triple sobre la bocina de Pau Ribas –quien repetiría en el siguiente cuarto- envió al Valencia al vestuario con medio pase a la final en el bolsillo (39-22).
El Gran Canaria no bajó los brazos. Luchó con el coraje que les caracteriza, el que les hizo ser cabeza de serie del torneo. Remó y remó, con más corazón que cabeza, y se llegó a acercar a ocho puntos (51-43, tras dos tiros libres de Báez, min. 28), pero su esfuerzo no tuvo ninguna recompensa, porque esta máquina bien engrasada por Perasovic que es el Valencia supo solventar el pequeño chaparrón.
Doellman y Rafa Martínez como puñales y otro triple abrumador de Ribas; el tirón definitivo. En un instante se acabó lo que se daba. El Valencia finiquitó sin piedad el sueño amarillo y buscará la sorpresa, el más difícil todavía, ante el Barcelona.
Ese empeño en no dejar resquicios por los que respirar al Gran Canaria fue el que hizo triunfar, de una manera mucho más sencilla de la esperada, al Valencia Basket. Siete años después, volverá a una final copera. Entonces fue derrotado por el Tau Cerámica en el Palacio de los Deportes de Madrid. Prácticamente ya al descanso había aplacado al equipo revelación al que ni siquiera su carnavalera afición pudo hacer resucitar.
Está acompañando la suerte, siempre necesaria en estos escenarios, a los taronjas en la Copa 2013 y eso que no aterrizaban en Vitoria en su momento más dulce. Primero el sorteo, que les emplazó en el lugar más benigno del cuadro, lejos de los grandes favoritos. Después la no comparecencia de su rival en cuartos, un Asefa Estudiantes que no supo reaccionar ante la baja de última hora de Carl English. Esa energía no gastada les vino de perlas ante el Gran Canaria, al que le pudo la presión y la inexperiencia.
Desde el mismo amanecer los canarios pagaron la novatada de verse en semifinales, como si al ganar el viernes al Bilbao, su primer triunfo copero, ya estuviera todo hecho. Las dos faltas exprés de Xavi Rey, su referente en la pintura, supusieron una especie de mazazo. Hirió de primeras Doellman –a la postre máximo anotador- y a los de Pedro Martínez les costaba un mundo anotar: únicamente tres canastas en todo el primer cuarto (17-10).
La diferencia se disparó en el segundo cuarto, con Faverani y Rafa Martínez en escena. Un triple sobre la bocina de Pau Ribas –quien repetiría en el siguiente cuarto- envió al Valencia al vestuario con medio pase a la final en el bolsillo (39-22).
El Gran Canaria no bajó los brazos. Luchó con el coraje que les caracteriza, el que les hizo ser cabeza de serie del torneo. Remó y remó, con más corazón que cabeza, y se llegó a acercar a ocho puntos (51-43, tras dos tiros libres de Báez, min. 28), pero su esfuerzo no tuvo ninguna recompensa, porque esta máquina bien engrasada por Perasovic que es el Valencia supo solventar el pequeño chaparrón.
Doellman y Rafa Martínez como puñales y otro triple abrumador de Ribas; el tirón definitivo. En un instante se acabó lo que se daba. El Valencia finiquitó sin piedad el sueño amarillo y buscará la sorpresa, el más difícil todavía, ante el Barcelona.
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